Hoy quiero contarles sobre la capital de Escocia y una de las ciudades más bonitas de todo Europa: Edimburgo!
Es que con solo mencionar su nombre, o recordar sus increíbles barrios medievales, me dan escalofríos por todo el cuerpo, como un vaciito de enamorado en el estómago que me hace muy feliz (ahh, de esos recuerdos de viajero).
Para algunas personas Edimburgo es solo un paso para ir a los Highlands y resto de lugares del norte de Escocia, pero para mí, y desde que llegué muy tarde en la noche (en bus desde Londres), sabía que iba a ser una de mis mejores experiencias, por eso hoy les quiero dejar un par de sugerencias para cuando vengan a esta bella ciudad.
Empecemos con La Royal Mile (Milla Real), que es la calle más famosa de Edimburgo. Comunica el Castillo de Edimburgo, al oeste, con el Palacio de Holyroodhouse, al este. Como curiosidad, su longitud, 1.814,2 metros, da origen a una medida un tanto desconocida, la milla escocesa.
A lo largo de toda la calle encontrarás decenas de callejones (closes) y patios (courts), que créanme que en la noche se ven bastante escalofriantes. Y no lo digo por peligrosos, porque me pareció una ciudad muy segura, sino que son unas energías como de película de misterio, casi de terror, que le da un poco más de chispa al recorrido. De verdad que merece la pena acceder a algunos de ellos para apreciar un poco más la arquitectura medieval de la ciudad.
La Royal Mile está dividida en 6 zonas relativamente diferenciadas:
Castlehill y Castle Esplanade
Estas dos partes de la Royal Mile son las más cercanas al castillo y las más antiguas de Edimburgo, ya que éste fue el origen de la ciudad.
Junto a la puerta de entrada al castillo se encuentra Castle Esplanade, un espacio abierto utilizado en el pasado para la quema de brujas y donde se celebra el Tattoo Festival, un evento que ya tuve la suerte de ver en fotografías de mis amigos, y que sería increíble poder participar (me gusta el arte corporal).
Lawnmarket
Lawnmarket es la denominación que reciben los pocos más de 100 metros que separan The Hub (iglesia reconvertida en la sede del Festival de Edimburgo) con Bank street, llamada así por conducir al Banco de Escocia.
Debido a su cercanía al castillo, es una de las calles más turísticas y representativas de la ciudad. En el número 477b se encuentra Gladstones´ Land, una casa del siglo XVI que ha sido rehabilitada para las visitas y que, si tienen tiempo, les recomiendo que entren…
High Street
High Street es la parte más conocida de la Royal Mile. En esta zona se encuentra la Catedral de St Giles, la iglesia Tron, algunas tiendas y gran cantidad de restaurantes y pubs que, aunque tienen cierta vocación turística, también son frecuentados por los locales.
Canongate
Aunque hoy es algo que pasa totalmente desapercibido, hasta el año 1856 Canongate fue un burgo independiente (fortalezas). A lo largo de Jeffrey Street, entre Edimburgo y Canongate, se encontraba la muralla que dividía ambos burgos.
En la intersección de la Royal Mile con Jeffrey Street se pueden ver algunos baldosines metálicos que indican dónde se encontraba la puerta de la ciudad. En una de las esquinas se encuentra el pub The World’s End, llamado así porque para mucha gente de Edimburgo este punto significaba el fin del mundo, quien salía por esa puerta probablemente nunca volvía a entrar.
Cuando cae la noche, el tramo de Canongate se queda bastante desierto, por lo que es mejor recorrerlo durante el día.
Abbey Strand
Este pequeño tramo de la Royal Mile conduce desde el final de Canongate, donde se encuentra la Plaza de Parlamento, hasta el Palacio de Holyroodhouse.
De los ojos del viajero depende lo maravilloso y excitante que pueda llegar a ser la visita a algún lugar. Seguro que caminando y explorando a tu velocidad, sin afanes, vas a encontrar más maravillas por recorrer, este viaje fue más bien corto, pero muy provechoso! 🙂
Felices viajes,
Daniel Tirado
PREGUNTA: ¿conoces algo más en Edimburgo que nos puedas sugerir?