HOTEL CÁPSULA EN JAPÓN

Ahí me encontraba yo: en Tokio, una de las ciudades con más concentración de personas en el mundo. Sin embargo, por más atestada de gente que esté, casi nunca hay desorden ni caos. Los japoneses desde pequeños son como unos robots, en las guarderías todos van en filita siguiendo al profesor. Contrario a lo que sucede en nuestra linda patria, donde ni cinco profesores, más director y guardia de seguridad en un carro blindado antimotines pueden controlar a un bebé recién nacido. Se podría decir que simplemente visitar Japón es toda una experiencia, por el choque cultural y los avances tecnológicos a los que no estamos acostumbrados. Pero si además de todo esto, sumamos el jet lag producido por casi 24 horas de avión, el espantoso descuadre horario y dormir en un hotel cápsula, la experiencia se cuadruplica.

¿Hotel cápsula en Japón?

Un hotel cápsula es un alojamiento donde en vez de rentar una habitación, te alquilan una especie de ataúd, un huequito donde a duras penas cabe un enanito cirquero en cuclillas, cerrado por todos los lados, excepto por los pies. Adentro hay radio y televisión, pero hay que verla boca arriba, tipo astronauta. Estos hoteles están hechos para tratar de ahorrar gastos en alojamiento. Sin embargo, siendo Japón un país tan costoso para el turista, este hotel barato barato no es (yo pagué 40 dólares por noche), además de que te cobran el locker y otros servicios adicionales… Para mí fue super difícil dar con él, ya que es poca (o nada) la información que le llega a uno a la cabeza al leer esos letreros en japonés. No se sabe si lo que está viendo, esa casita tan bonita a la que va a entrar adornada con dibujos animados y caricaturas japonesas, es una guardería, un café internet o un ‘puteadero’ atestado de mujeres rusas, tailandesas y latinas. Allí en esas tierras de gente adinerada, se ve una que otra colombiana tratando de mejorar su vida o de dar con el hombre indicado. Sí, por más controlado que sea, en ese país se ve la prostitución. La japonesa es una sociedad adicta a los juegos de suerte, “Pachinco” se les llama a los casinos. También de vez en cuando, por las calles se ve uno que otro Yakuza (mafioso japonés), a quienes se les reconoce inmediatamente por sus tatuajes y forma de vestir.

Muchos ‘peludos’ juntos

Volviendo al hotel, cuesta imaginar que haya un alojamiento dentro de ese tipo de lugar, tan estrecho. Pero no es para menos, en mi pared que máximo tenía unos cinco metros de ancho éramos como 16 ‘peludos’ ahí metidos, todo un ejército militar escondido en un espacio súper reducido. Al entrar hay que quitarse los zapatos como en cualquier casa de Japón. Luego te dan una llave para el locker y ahí guardas tus pertenencias, ya que ni loco tendrás como acomodarlas dentro del cofre donde pasarás la noche. También te dan una Yukata (una pijama japonesa) y unas zapatillas para que camines libremente por el lugar. Yo la verdad que me sentía como un samurái, solo me faltaba la espada, o bueno, el machete, para no perder mi esencia montañera. Las mujeres y los hombres los dividen en pisos diferentes para que no se pongan de juguetones y terminen dañando una de esas cápsulas. Igual ni creo que sea posible tener algo de intimidad adentro, pues no hay posición posible para ese espacio. Lo más curioso es que el piso de las mujeres es el único que tiene llave para entrar, a los hombres sí nos dejan al descubierto para que se nos aparezca un Garavito de ojos rasgados y nos dé una buena sorpresita a plena noche…

Seguía sin entender

La televisión era sólo en japonés, llena de esos programas de juegos en que tumban a la gente. Yo no entendía nada, pero me reía a carcajadas, todo era muy extraño para mí, era como estar en otro planeta escuchando ruidos extraterrestres. Tampoco fue mucho el éxito que obtuve con la radio, era mejor dejarla medio prendida a un volumen suave, para mitigar así el ruido que venía de afuera: voces de gente que apenas llegaba de ‘rumbear’ y ronquidos japoneses, que son infinitamente más duros que los de un camionero costeño. En general fue una experiencia 100% japonesa, que dejó huella en mi recorrido. Es el tipo de cosas que uno debe hacer al salir de casa, variar un poco, salir de esa vida cuadriculada y conocer ese otro mundo que también hace parte de nuestro planeta. Si en vez de utilizar un hotel en tu próximo viaje, te sale un ‘papayazo’ de vivir una noche de estas, ni lo pienses. ¡Trata siempre de ser un camaleón cultural y aprender lo que más puedas de cada cultura!

PD: Este capítulo del hotel cápsula en Japón iba a entrar en mi libro de relatos de viaje (Viajando Sin Papel Higiénico), pero como se me perdieron muchas de las fotos en el viaje por India, decidí no incluirlo. Igual acá se los comparto, me alegré al volverlo a leer, jeje … 🙂

Si quieres conocer más de esta gran experiencia en Japón también puedes leer el artículo Japón – los palacios de la mierda.

Ahh! y acá les dejo el video de mi matrimonio en Japón, si aún no lo han visto, otra mega experiencia (la cual sí quedo escrita dentro del libro, fue un momento mágico!): [kad_youtube url=”https://www.youtube.com/watch?v=pkZZp6a1Vc8″ ]

Felices viajes,

Daniel Tirado